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No sé si te diste cuenta que la sala de espera se llena todas las noches de una gran parte de los fantasmas de mi país... tan arrugados, tan tristes, tan muertos... esa noche los enfermos se quejaban, las ambulancias iban y venían, las enfermeras tomaban café, incluso las arañas caminaban entre ellos sin notarlos, como si fuera muy común que las personas a los 70 años durmieran bajo esas bancas, se refugiaran del frío y buscaran algo de cariño, entonces los enfermos eran atendidos y se iban, las enfermeras cambiaban de turno o se ponían a charlar, pero ellos seguían durmiendo ahí bajo los asientos, sobre ellos, arrimados uno encima de otro, entre medio de las maquinas de dulces y bebidas, con sus bolsas llenas de "tesoros" junto al polvo con su cajita de vino y el mal olor de no bañarse en mucho tiempo. Pasaban las horas y se transformaron en partes del hospital, esculturas que nadie miraba y ellos seguían durmiendo porque todos tenemos derecho a soñar y me pregunto si es es