Íbamos caminando por corrientes y yo pensaba en mi abuela. A mí abuela le gustaba mucho el tango. Solía obligarnos a escuchar tangos, milongas y boleros. También nos hacía ver televisión española, en especial un programa de trivia con animador, ruleta y todo eso. Me sorprendía de sobremanera algunas respuestas que sabía, me preguntaba si las sabía de memoria o realmente sabía tanto acerca de la historia Rusa y las dinastías chinas, porque una cosa es tener un mapa en tu cabeza y ubicarte en el tiempo y otra es saber las fechas y los hechos como si uno hubiese vivido ahí. Pero claro, los abuelos no tenían televisión así que imagino más cabezas metidas en algún libro. Una y otra vez volvía a pensar en ella, fue como si nos hubiese acompañado. Mi mamá también estaba ahí. Mi abuela vive un poco adentro de mí, como todas las mujeres de mi familia, así que no era de sorprender sentirlas. Es bonito caminar con proyecciones. Una cosa es estar solo y otra muy distinta es sentirte así.