CINE PARA ADULTOS

Con Fe trabajamos cerca de un cine para adultos. Al principio ejecutamos un debate intenso acerca de si era rentable tener un cine para adultos en el 2017, ¿quién no podía tener acceso al porno? Además empezamos a cuestionar como era el sistema, ya que ninguno había entrado a uno nunca.
Yo le preguntaba a Fe - ¿Te pasarán toallitas pa' limpiarte después de eyacular? ¿cómo serán los asientos? ¿se les pagará bien a los tíos del aseo por la limpieza?. Fe me respondía que la gente culeaba adentro igual.

Nuestra sorpresa vino cuando, después de estar horas durante varios días mirando la entrada del cine, nos dimos cuenta lo concurrido que era, cada minuto entraba una persona. Al principio decíamos - ya, pero son puros viejitos calientes que deben trabajar por el centro y quieren escapar un rato de su vida de oficinista cumpliendo sus fantasías a través de la pantalla, onda, son de otra época.

Sin embargo también entraban más jóvenes y al observarlos nos mirábamos y volvíamos a preguntarnos si sabían que existía Internet y los celulares. Fe  me decía que quizás eran locos a los que las minas les revisaban el celular o tenían muchos hijos y no tenían tiempo para el placer, y yo le respondía - ya, pero puedes, no sé... encerrarte en el baño y hacer lo tuyo poh-

A veces sólo para hueviar los seguíamos con la mirada, como diciéndoles sabemos lo que haces, algunos antes de entrar miraban para todos lados a otros les daba lo mismo. No los juzgamos sólo era divertido hacerles sentir como si hicieran algo malo, qué triste estar tan reprimido, pensábamos
- igual mejor que se descarguen aquí a qué anden detrás de las chicas o chicos en las calles - Me imagino que son los mismos viejos que te dicen en la calle hueas o te corren mano.

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